La lucha contra el cáncer busca desde hace décadas un tratamiento capaz de frenar su avance en distintas formas y etapas. Ahora, las vacunas basadas en ARN mensajero —protagonistas en la pandemia— reaparecen con fuerza en el campo oncológico. Una nueva investigación muestra que no se trata de atacar directamente al tumor, sino de rearmar al sistema inmune, despertando un potencial oculto en nuestro propio organismo para combatir la enfermedad.
Un giro en la estrategia
El cáncer no es una única enfermedad, sino un conjunto de trastornos con manifestaciones y tratamientos diversos. Esa complejidad dificulta la creación de una cura universal. Hasta ahora, las vacunas oncológicas buscaban proteínas específicas de cada tumor o dianas comunes a varios tipos de cáncer. Sin embargo, el nuevo enfoque cambia las reglas: en lugar de buscar la debilidad del tumor, se refuerza la capacidad de defensa del propio organismo.

El laboratorio como punto de partida
Investigadores lograron, en ratones con melanoma, resultados “prometedores” aplicando una vacuna de ARN mensajero combinada con un inhibidor PD-1, un fármaco de inmunoterapia que reeduca al sistema inmune. El tratamiento consiguió activar defensas incluso frente a tumores resistentes. La publicación en Nature Biomedical Engineering respalda la relevancia de los hallazgos y abre la puerta a nuevas vías terapéuticas.
Reprogramar las defensas
El trabajo no surge de la nada. Hace algunos años, el mismo equipo desarrolló una vacuna experimental contra glioblastoma que, ajustada al perfil genético del tumor del paciente, consiguió “reprogramar” las defensas. Ahora, el reto es mayor: universalizar la fórmula para que el organismo responda como si el cáncer fuese un virus externo. Se trata de una “tercera vía” que podría superar las limitaciones de los métodos anteriores.

La promesa del ARNm más allá de la pandemia
El éxito de las vacunas contra la Covid demostró que el ARN mensajero podía revolucionar la medicina. Hoy, esa misma tecnología se proyecta como un arma en oncología. Aunque los avances son todavía preclínicos y no garantizan un tratamiento inmediato, sí evidencian que estamos ante un cambio de paradigma: una ciencia que no busca sustituir al sistema inmune, sino potenciarlo hasta convertirlo en nuestro mejor aliado contra el cáncer.
Fuente: Xataka.