Durante millones de años, los restos de gigantes prehistóricos permanecieron ocultos bajo el suelo australiano. Hoy, el hallazgo de fósiles inéditos en Victoria está alterando los cimientos de la paleontología. No solo se trata de uno de los megaraptoridos más antiguos jamás descubiertos, sino también de pruebas contundentes de que los carcharodontosaurios habitaron Australia, obligando a reescribir la historia evolutiva de los grandes depredadores.
Un fósil que desafía la teoría evolutiva

El estudio, liderado por el Museum Victoria Research Institute junto al investigador Jake Kotevski, analizó cinco fósiles de terópodos que muestran una organización inédita entre depredadores. Mientras en Sudamérica los carcharodontosaurios alcanzaban tamaños colosales comparables al Tyrannosaurus rex, en Australia eran más pequeños y convivían con megaraptoridos de gran tamaño. Este patrón invertido resalta un ecosistema cretácico completamente distinto, donde la jerarquía de depredadores funcionaba bajo reglas propias.
Un puente entre continentes
Las conclusiones apuntan a una conexión evolutiva entre Australia y Sudamérica a través de la Antártida en el Cretácico Temprano. El hallazgo refuerza la hipótesis de que, antes de la deriva continental, los dinosaurios migraban entre masas terrestres, lo que originó trayectorias evolutivas divergentes. Para el Dr. Rich, uno de los autores del estudio, estos fósiles desafían la visión tradicional sobre los depredadores de Gondwana y evidencian una fauna mucho más diversa de lo que se creía.
El enigma del ecosistema australiano

El aislamiento geográfico de Australia favoreció adaptaciones únicas en sus depredadores. Los megaraptoridos, dominantes en la región, desarrollaron características que los distinguieron de sus parientes de otros continentes. Los fósiles encontrados no solo reconfiguran el mapa evolutivo de la zona, sino que abren nuevas líneas de investigación sobre la singularidad de la fauna del Cretácico.
Una ventana a un pasado inesperado
Este descubrimiento es más que un registro fósil: es una invitación a repensar cómo funcionaban los ecosistemas prehistóricos en un planeta aún en formación. Los restos de Victoria revelan un escenario donde los gigantes se repartían roles de manera distinta a lo conocido, ofreciendo a la ciencia una nueva pieza del rompecabezas evolutivo que, paso a paso, reescribe la historia de los dinosaurios.