Ya es sabido que la exposición a las pantallas es perjudicial para todos. En los adultos, los efectos de pasar horas ante pantallas de laptops, PC o celulares se reflejan en distintos aspectos, como en dolores de cuello, enrojecimiento o sequedad de los ojos, mala postura, entre otros.
En los niños, especialmente, los efectos van más allá: dejan de socializar, dejan de jugar, de comunicarse, de establecer relaciones interpersonales sanas, dejan de moverse y no desarrollan aspectos como la motricidad gruesa o fina, además de la muy dañina consecuencia en el aspecto cognitivo o intelectual.
Un dispositivo llamado Tin Can ofrece una solución: un teléfono que funciona por Wi-Fi, y sirve para que los chicos se comuniquen con contactos previamente aprobados por los adultos. No tiene pantalla ni juegos, ni apps ni Internet para navegar. Es una alternativa segura al smartphone.
Una buena idea

La idea fue de un grupo de padres que buscaban resolver el problema de la exposición continua de los hijos a las pantallas. Querían evitar que los chicos vivieran con el celular en la mano, pendientes de las redes o juegos, pero que al mismo tiempo pudieran hablar. El equipo se vende a unos 75 dólares e incluye llamadas gratuitas entre dispositivos Tin Can, con una suscripción adicional para llamar a otros números de teléfono.
El aspecto del dispositivo se inspira en los teléfonos fijos de los años 80. No permite el envío de mensajes de texto, y la función de juegos se limita a escuchar un chiste, o ver la definición de una palabra del día. El nombre Tin Can (lata) refiere al juego infantil de comunicarse con dos latas unidas por un hilo.
Los padres pueden controlar los contactos autorizados desde una app complementaria, que además permite configurar horarios de silencio. Para los niños, es la posibilidad de permanecer comunicados de manera independiente, sin los riesgos digitales de los smartphones.
Lo que Tin Can ofrece es volver al teléfono como herramienta de comunicación, en una etapa en que la socialización es importante. Un dispositivo seguro, con control de los padres, pero con la suficiente independencia para los niños. Es una alternativa analógica para una infancia que está cada vez más digitalizada.
[Fuentes: www.tincan.kids y www.periodismo.com]