Tener el mismo nombre que una de las figuras más poderosas de la tecnología no debería ser un inconveniente, pero para un abogado estadounidense lo ha sido durante casi una década. Entre cuentas eliminadas, clientes perdidos y un pleito contra Meta, su historia refleja los límites de las plataformas para distinguir entre la fama y la vida común.
Un nombre común convertido en pesadilla digital

Mark Steven Zuckerberg, con 38 años de experiencia en pleitos concursales, jamás imaginó que compartir nombre con el fundador de Facebook sería un obstáculo profesional. Sin embargo, desde hace ocho años la red social le ha cerrado cuentas reiteradamente, acusándolo de hacerse pasar por otro. En total, denuncia cinco eliminaciones que minaron su capacidad para conectar con clientes y mantener su presencia digital.
Una demanda contra Meta por incumplimiento
El abogado presentó una demanda ante el Tribunal Superior de Marion, en Indiana. Alega que Meta incumplió su contrato al retirar indebidamente cerca de 11.000 dólares invertidos en publicidad y bloquearle su cuenta en mayo. Solo después de interponer la acción legal, su perfil fue restituido. Según sus palabras, el perjuicio económico y reputacional no se borra con un simple restablecimiento.
La respuesta de la compañía y el trasfondo del caso
Meta afirma que ya ha devuelto el acceso a la cuenta y que trabaja para evitar que el error se repita. Sin embargo, el caso abre un debate más profundo: ¿qué ocurre cuando un algoritmo o un sistema de verificación automatizado decide que tu identidad es falsa por el simple hecho de compartir un nombre famoso? Para el abogado Zuckerberg, la pregunta no es teórica: ha vivido en carne propia la paradoja de ser él mismo y, al mismo tiempo, un “impostor” a ojos de la red social.