Los fósiles descubiertos revelan que el anquilosaurio con armadura no puede compararse con ningún otro animal, muerto o vivo

Los anquilosaurios eran dinosaurios robustos y de baja estatura, con cuatro patas, cola con púas y una terrible armadura. En otras palabras, un Pokemon invencible. Pero los fósiles que se descubrieron recientemente revelan que los primeros anquilosaurios eran bastante más temibles en magnitud que sus descendientes.

En un trabajo de investigación que se publicó hoy en Nature los investigadores describen el esqueleto parcial de un Spicomellus, género de los anquilosaurios primitivos, que se desenterró en Marruecos y que tiene unos 165 millones de años. El hallazgo incluye seis costillas con púas, un escudo pélvico con púas largas y cortas, un cuello de hueso con placas y dos pares de púas, de las que una está casi completa y mide 87 centímetros.

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©Maidment et al., Nature (2025)

Los fósiles indican que los anquilosaurios más antiguos que se conocen tenían armaduras particulares sin igual entre los vertebrados, ni halladas en sus propios descendientes.

Develando misterios fósiles

“Los dinosaurios anquilosaurios armados son más conocidos a partir de los ecosistemas del hemisferio norte en el Cretáceo tardío, pero su evolución en el Jurásico temprano y medio es un misterio porque hay pocos registros fósiles”, escribieron los investigadores en su trabajo. El periodo Jurásico duró desde hace 201 millones de años a 145 millones de años atrás, y se vio seguido del período cretácico, que terminó cerca de 66 millones de años atrás con el infame asteroide que exterminó a los dinosaurios.

Los investigadores ya habían sugerido que una costilla parcial que databa del Jurásico medio y se encontró en los Montes Atlas de Marruecos pertenecería a un Spicomellus afer y representaba al anquilosaurio más antiguo del mundo que se hubiera encontrado. Si pensamos en que un fragmento de hueso no es mucho, nos equivocamos. Por eso este descubrimiento reciente es tan importante: consiste de más restos de Spicomellus y brinda nuevos datos sobre estos primeros anquilosaurios. Ahora podemos imaginar a un animal gigante, mezcla de tortuga y puercoespín con una cola gruesa terminada en púas.

Cuestionando las teorías paleontológicas

“Describimos un espécimen nuevo y mucho más completo que confirma las afinidades anquilosaurianas del Spicomellus, y demuestra que tenía una armadura dérmica particularmente elaborada, diferente a la de cualquier otro vertebrado existente o extinto”, explicaron los investigadores. Los restos sugieren que la cola del Spicomellus era un arma potente, y eso cuestiona teorías anteriores sobre las púas caudales del anquilosaurio, ya que se creía que habían evolucionado en el Cretáceo temprano.

La espeluznante armadura “uede haber servido para impresionar y como defensa”, con especies posteriores del Cretáceo tardío que solamente tenían placas más simples con unos montículos elaborados. Es probable que el rol de la armadura fuera entonces “más para defensa”, añadió el equipo.

La carrera de las armas en acción

Las defensas extremas como las que se ven en los anquilosaurios no debieran sorprendernos, porque eran producto de una imparable carrera evolutiva por las armas. Estos herbívoros que parecían tanques de guerra se tenían que proteger de algunos d ellos más feroces hiper-carnívoros que pisaron la Tierra, como el alosaurio del Jurásico tardío, o el carcharodontosaurio y el tiranosaurio del Cretáceo.

A medida que los depredadores se hacían más grandes, más fuertes y malos, los animales de presa tenían que seguirles el ritmo con sus propias soluciones evolutivas. En el caso del Spicomellus, eso dio lugar a uno de los dinosaurios armados más extraños que haya descubierto la ciencia.

Este artículo ha sido traducido de Gizmodo US por Lucas Handley. Aquí podrás encontrar la versión original.

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