En robótica, la verdadera frontera no está en la fuerza ni en la velocidad, sino en la capacidad de aprender. Durante años, los humanoides fueron prototipos limitados, dependientes de ajustes constantes y de operadores humanos. Con el Figure F.02, la compañía Figure AI demuestra que la clave no está en el hardware, sino en la inteligencia capaz de expandir sus habilidades con simples datos.
Un humanoide diseñado para la vida real

El F.02 mide 1,68 metros, pesa 70 kilos y puede cargar hasta 20 kilos. Su autonomía de cinco horas y su velocidad de 1,2 metros por segundo lo sitúan en parámetros comparables a los de un adulto promedio. Es un robot totalmente eléctrico, concebido para interactuar en entornos domésticos y laborales sin necesidad de estructuras especiales.
Vision Language Action: del lenguaje a la acción
Lo que diferencia al F.02 es el sistema Vision Language Action (VLA). Esta arquitectura de inteligencia artificial integra visión por computadora, lenguaje natural y control motor. El robot puede interpretar instrucciones verbales o escritas, analizar el entorno visual y ejecutar movimientos precisos de forma autónoma. No requiere que un humano corrija cada paso ni que se programe cada tarea desde cero.
La complejidad de cargar un lavavajillas

El nuevo avance de Figure AI fue enseñar al F.02 a cargar un lavavajillas. Una acción cotidiana para nosotros supone un reto monumental para un robot: identificar objetos mezclados, orientarlos correctamente, manipular superficies frágiles y colocarlas en bandejas de dimensiones variables. Todo ello coordinando ambos brazos con precisión centimétrica y reaccionando en tiempo real a colisiones o errores.
Lo relevante es que el F.02 adquirió esta habilidad únicamente mediante nuevos datos de entrenamiento, sin cambios en su hardware ni rediseños en la IA de base.
Un modelo de actualización continua
Esta estrategia dibuja un futuro en el que los robots domésticos no se reemplazan, sino que se actualizan. Igual que un smartphone gana funciones con cada versión de software, los humanoides podrían ampliar su repertorio con simples actualizaciones de datos. Hoy cargan un lavavajillas, mañana podrían poner una mesa o reorganizar una despensa.
Figure AI propone así una transición hacia robots más versátiles y duraderos, donde el valor no está en la máquina en sí, sino en su capacidad de aprender y evolucionar. Un paso técnico que, más allá del brillo mediático, redefine el papel de la robótica en la vida cotidiana.