Estados Unidos despliega destructores y un submarino nuclear cerca de Venezuela: La tensión en el Caribe vuelve a crecer

El Caribe vuelve a ser escenario de un pulso geopolítico. La Casa Blanca ha desplegado un poderoso contingente naval cerca de Venezuela, con el argumento de combatir el narcotráfico en la región. Sin embargo, el movimiento también se interpreta como un mensaje directo al gobierno de Nicolás Maduro, que ya ha respondido con declaraciones y movilizaciones militares.

El despliegue de buques y tropas

La nueva escalada en el Caribe: destructores y miles de soldados de EE.UU. cerca de Venezuela
© Especial.

La operación estadounidense moviliza al Grupo Anfibio de Despliegue Inmediato, encabezado por el USS Iwo Jima, acompañado por el transporte anfibio USS San Antonio y el buque de desembarco USS Fort Lauderdale. A su lado navegan tres destructores de misiles guiados —USS Gravely, USS Jason Dunham y USS Sampson—, con capacidad para actuar en operaciones aéreas, navales y terrestres.

En total, más de 4.500 militares forman parte de esta avanzada, incluidos 2.000 infantes de marina. Y el despliegue no se detiene ahí: durante septiembre llegarán el crucero de misiles guiados USS Lake Erie y el submarino de ataque rápido USS Newport News, considerado pieza clave en la fuerza submarina de EE.UU.

Washington y su argumento de seguridad

Según fuentes consultadas por Reuters, el despliegue busca neutralizar “organizaciones narcoterroristas” que operan en Latinoamérica y que representan, según Washington, una amenaza directa para la seguridad nacional de Estados Unidos. La operación combina patrullas navales, ejercicios de respuesta rápida y un refuerzo de la inteligencia marítima en aguas del Caribe.

La Casa Blanca también ha duplicado la recompensa por información que conduzca a la captura de Nicolás Maduro, acusado de violar leyes estadounidenses sobre narcóticos, elevándola a 50 millones de dólares.

La respuesta de Venezuela

La nueva escalada en el Caribe: destructores y miles de soldados de EE.UU. cerca de Venezuela
© Unsplash – MD Amadul Haque.

El gobierno de Nicolás Maduro reaccionó de inmediato. En declaraciones recogidas por AFP, el presidente aseguró que “a Venezuela no la toca nadie” y que las fuerzas armadas permanecen en alerta máxima. Para reforzar su postura, Caracas desplegó 15.000 efectivos en la frontera con Colombia, en operaciones antidrogas que, según Maduro, forman parte de la defensa de la soberanía nacional.

La retórica se intensifica a medida que los buques estadounidenses se aproximan. El recuerdo de años de tensiones diplomáticas, agravadas desde 2019 cuando ambos países rompieron relaciones, añade dramatismo a un escenario en el que el Caribe se convierte de nuevo en tablero estratégico de intereses militares y políticos.

Un equilibrio frágil

Aunque Washington presenta la operación como parte de la lucha contra el narcotráfico, su escala y proximidad a Venezuela sugieren también un mensaje de presión política. Para Caracas, en cambio, se trata de una amenaza directa a su estabilidad.

Lo cierto es que en cada movimiento naval se juega más que la seguridad regional: se define la capacidad de Estados Unidos de proyectar fuerza en Latinoamérica y la habilidad de Venezuela de resistirla. El resultado, aún incierto, mantiene a toda la región en vilo.

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