El misterio cósmico de la supergigante roja: una burbuja colosal desafía lo que sabíamos de las estrellas

Un equipo internacional de científicos, utilizando el radiotelescopio ALMA en Chile, ha detectado una burbuja inmensa alrededor de una supergigante roja denominada DFK 52. Su tamaño, su masa y el misterio de su formación convierten este fenómeno en un auténtico desafío para la astronomía moderna. ¿Estamos ante una futura supernova?

Una burbuja que no debería existir

La investigación, publicada en Astronomy and Astrophysics, describe una nube de gas y polvo que se expande alrededor de DFK 52. Su extensión es descomunal: 1,4 años luz, mucho mayor que nuestro sistema solar, y su masa equivale a la del Sol. Según Mark Siebert, líder del estudio en la Universidad Tecnológica de Chalmers, el hallazgo resultó inesperado: “La estrella es prácticamente gemela de Betelgeuse, pero rodeada por una burbuja caótica que no habíamos visto jamás en nuestra galaxia”.

Lo más sorprendente es que esta estructura se habría formado hace apenas 4.000 años, un instante en términos astronómicos, cuando la estrella expulsó parte de sus capas externas en una erupción de gran magnitud.

El misterio cósmico de la supergigante roja: una burbuja colosal desafía lo que sabíamos de las estrellas
© alex_riveiro – X

Cómo sobrevivió la supergigante roja

El enigma principal es cómo DFK 52 pudo continuar existiendo tras liberar tanta materia sin explotar como supernova. Normalmente, este tipo de pérdida de masa marca el final de la vida de las supergigantes rojas. Para Siebert, una hipótesis es que la estrella no esté sola: “Es posible que exista una compañera estelar, aún no detectada, que haya favorecido la expulsión del material”.

Las observaciones de ALMA permitieron medir moléculas en la nube y confirmar que la burbuja sigue expandiéndose. Elvire De Beck, también de Chalmers, remarcó el carácter excepcional del hallazgo: “Estamos viendo material que hace poco formaba parte de la propia estrella. Es como observar la cicatriz de una erupción cósmica”.

¿El preludio de una supernova?

Las supergigantes rojas son estrellas muy raras y luminosas, destinadas a terminar su ciclo en explosiones de supernova que pueden iluminar todo el cielo nocturno. Para DFK 52, el futuro sigue siendo incierto. El equipo investiga si esta espectacular pérdida de masa podría anticipar una explosión en los próximos millones de años.

De Beck advirtió: “Estamos planificando nuevas observaciones para entender qué está ocurriendo y si esta estrella será la próxima supernova de la Vía Láctea”. Aunque un millón de años parezca una eternidad, en la escala del cosmos se trata de un pestañeo.

Un recordatorio de nuestra fragilidad

Si la burbuja de DFK 52 estuviera tan cerca como Betelgeuse, ocuparía un tercio del ancho de la Luna en el cielo terrestre. Esa sola comparación da cuenta de la magnitud del fenómeno. Más allá de su espectacularidad, el descubrimiento recuerda lo poco que sabemos de la vida y muerte de las estrellas, auténticos motores de la evolución galáctica.

Fuente: Meteored.

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