El mensaje geopolítico detrás del desfile militar más grande de Pekín

Más de veinte jefes de Estado extranjeros asistieron al desfile del 3 de septiembre en Pekín, entre ellos Vladimir Putin y Kim Jong-un, en una clara escenificación de alianzas estratégicas frente a Occidente. El espectáculo fue tanto un mensaje de fuerza hacia Estados Unidos y sus socios, como una exhibición para posibles compradores internacionales de armamento chino.

China produce armas rápido, pero ¿puede usarlas bien?

El desfile confirmó la enorme capacidad industrial de China para fabricar sistemas avanzados en masa. Hace apenas una década, muchos de sus equipos eran considerados copias rudimentarias de modelos occidentales. Hoy, su industria de defensa produce una gama cada vez más innovadora, con especial énfasis en drones y misiles.

La ventaja de China reside en su modelo vertical: el Estado puede ordenar la producción y obtener resultados inmediatos. Sin embargo, la gran incógnita es si su ejército puede integrar eficazmente esas armas en operaciones reales. El Ejército Popular de Liberación es gigantesco, pero carece de experiencia reciente en guerras significativas, lo que deja dudas sobre su agilidad en combate.

Los misiles, centro de su estrategia

Misiles Desfile Militar Chino 2025
© CLARÍN – YouTube

Entre las piezas más destacadas del desfile estuvieron los nuevos misiles Dongfeng. El DF-61, con capacidad de transportar varias ojivas nucleares, y el DF-5C, un intercontinental capaz de alcanzar Estados Unidos, marcaron la pauta. También se mostró el DF-26D, conocido como “guam killer”, diseñado para impactar bases militares estadounidenses en el Pacífico.

China presentó además misiles hipersónicos antibuque, como el YJ-17 y el YJ-19, capaces de maniobrar a gran velocidad para evadir defensas. Esta apuesta responde a un objetivo claro: compensar la abrumadora superioridad naval de Estados Unidos con una estrategia de disuasión basada en misiles.

El arsenal incluyó incluso un arma láser, el LY-1, capaz de inutilizar sistemas electrónicos o cegar pilotos, y cazas furtivos de quinta generación como los J-20 y J-35.

Drones e inteligencia artificial: la otra gran apuesta

El desfile también confirmó que China apuesta fuerte por la inteligencia artificial aplicada a la guerra. El protagonista fue el dron submarino AJX-002, de hasta 20 metros de largo, que podría realizar misiones de reconocimiento o portar armamento estratégico.

Junto a él desfiló el dron furtivo GJ-11, pensado para acompañar a aviones de combate en misiones de ataque, además de enjambres de drones aéreos y los curiosos “lobos robóticos”, que podrían emplearse en exploración, desminado o incluso combate terrestre.

Este enfoque refleja las lecciones aprendidas de la guerra en Ucrania, donde los drones han demostrado ser decisivos. Para China, la integración de la IA promete acelerar la toma de decisiones en combate, algo clave en enfrentamientos de alta velocidad.

Tecnología frente a experiencia operativa

Aunque el desfile evidenció un salto tecnológico, los expertos recuerdan que Estados Unidos aún conserva una ventaja crucial: la flexibilidad operativa. El ejército estadounidense fomenta la autonomía de las unidades sobre el terreno, lo que le da mayor adaptabilidad en escenarios cambiantes.

China, en cambio, mantiene un mando vertical que limita la agilidad. Incidentes recientes, como la colisión accidental de un buque de guerra chino contra otra nave propia durante una operación en Filipinas, ponen en duda su capacidad para reaccionar con eficacia bajo presión.

En este sentido, muchos analistas creen que la impresionante tecnología mostrada no siempre se traduce en capacidad real de combate.

Un escaparate global y un frente político

Más allá de la propaganda interna, el desfile funcionó como una feria de armas a gran escala. Países como Myanmar ya compran armamento chino, y la exhibición busca atraer más clientes. La venta de armas no solo genera ingresos, también amplía la influencia de Pekín en distintas regiones.

La imagen de Xi Jinping caminando junto a Putin y Kim Jong-un envió un mensaje directo a Washington: China no está sola. Un eventual conflicto con Pekín podría significar enfrentarse simultáneamente a varios frentes: la península de Corea, el estrecho de Taiwán y la guerra en Ucrania.

La exhibición de Pekín, por tanto, no solo mostró armas. Fue también un recordatorio de la dimensión política y geoestratégica de la alianza entre China, Rusia y Corea del Norte.

Conclusión: poder, dudas y advertencias

El desfile de Pekín reveló un ejército en rápida modernización, con capacidad industrial para producir armas a gran escala y ambiciones de liderazgo global. Sin embargo, la gran incógnita sigue siendo su capacidad para integrar tecnología, IA y drones en operaciones militares complejas.

Mientras tanto, el mensaje es claro: China quiere ser percibida no solo como una potencia económica, sino como un actor militar capaz de disputar el equilibrio mundial.

[Fuente: BBC]

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