Durante años, la Educación Física se ha asociado con pruebas, marcas y comparaciones. Sin embargo, cada vez más voces reclaman un enfoque distinto: uno que acoja la diversidad, fomente la sensibilidad y ayude a los estudiantes a reconciliarse con su cuerpo. El relato biográfico y la pedagogía sensible se convierten así en herramientas fundamentales para aprender a cuidarnos, a reconocernos en movimiento y a construir un entorno educativo más humano y respetuoso.
Relatos que revelan experiencias corporales
Los testimonios de estudiantes como Fede o Blanca muestran cómo actividades creativas, expresivas y colaborativas pueden cambiar la percepción de uno mismo. Al compartir sus relatos, no solo reconstruyen recuerdos, sino que también reflexionan sobre cómo esas vivencias marcaron su relación con el cuerpo y con los demás. Esta metodología biográfica permite comprender mejor el impacto emocional de la escuela en la construcción de identidades.

Del positivismo corporal a la pedagogía sensible
En la sociedad actual, la obsesión por la imagen y los estándares estéticos ha reforzado un “positivismo corporal” que impone la obligación de gustar a los demás. Frente a ello, la pedagogía sensible propone prácticas que no se basan en clasificaciones ni en rankings, sino en experiencias encarnadas: sentir, explorar, jugar, habitar el propio cuerpo sin miedo a la comparación ni al juicio externo.
Cuerpos que sienten y se expresan
Un cuerpo sensible no se mide en agilidad o fuerza, sino en su capacidad de sentir, escuchar, expresar y conectar. Desde la danza hasta los juegos con objetos, pasando por la respiración consciente, estas prácticas ayudan a tomar conciencia de los ritmos personales y de la diversidad en el aula. De este modo, se fomenta una educación que abraza la torpeza, la lentitud o la diferencia como expresiones legítimas de lo humano.

Habitar el cuerpo en la escuela
Los resultados de la investigación sugieren incluir propuestas que inviten a los estudiantes a habitar su cuerpo: escribir relatos, compartir experiencias, improvisar movimientos o participar en performances colectivas. El objetivo no es alcanzar una marca, sino explorar las múltiples formas de expresión. Recursos como proyectos educativos (EmoCrea, Bientratar) y bibliografía especializada ofrecen al profesorado herramientas para integrar esta perspectiva en sus clases.
Una educación amable y transformadora
La pedagogía sensible en Educación Física no busca cuerpos “perfectos”, sino personas que se reconozcan, se cuiden y respeten a los demás. Esto implica fomentar paciencia, silencio, autocompasión y creatividad. Una educación que priorice la experiencia por encima de la competencia puede convertirse en un espacio donde cada estudiante encuentre la alegría de moverse y la libertad de ser.
Fuente: TheConversation.