En lugares remotos de los Andes peruanos, a miles de metros de altura, mujeres quechuas reciben mensajes de voz que las animan a cuidarse, planificar su día y fortalecer su bienestar. Esta experiencia, fruto de una investigación internacional, refleja un cambio profundo: la tecnología no sustituye el contacto humano, pero puede convertirse en un puente esencial hacia la salud mental y la inclusión social en comunidades marcadas por la vulnerabilidad.
Un puente digital hacia la salud emocional
La iniciativa de universidades de España y Perú ha demostrado que los móviles pueden ser más que simples herramientas de comunicación: son un canal terapéutico. A través de mensajes diarios de voz y texto, acompañados de terapias grupales presenciales, las mujeres aprenden a gestionar la ansiedad, la soledad y el estrés, mientras refuerzan hábitos saludables como el descanso, la alimentación y la actividad física.
Impactos visibles en comunidades rurales
El sistema ha mostrado resultados positivos entre las participantes: mayor adherencia a tratamientos médicos, reducción del aislamiento y mejoras en la toma de decisiones cotidianas. Aunque prefieren combinar la atención digital con la presencial, las usuarias valoran la sensación de compañía constante que aportan los mensajes, una conexión vital en contextos de precariedad y distancia geográfica.

Las TIC como aliadas del acompañamiento social
Los teléfonos móviles, ya universales, son una herramienta accesible y directa para ofrecer apoyo psicológico. Permiten reducir visitas presenciales a centros de salud, gestionar recursos de forma más eficiente y dar seguimiento continuo. Aunque nada reemplaza la empatía del contacto cara a cara, la comunicación digital complementa y amplía la cobertura de los servicios sociales, especialmente en zonas rurales o en colectivos con dificultades de movilidad.
Mujeres en primera línea de la vulnerabilidad
Este modelo de intervención resulta especialmente útil para mujeres indígenas, migrantes, víctimas de violencia de género o desempleadas de larga duración. Más allá de la terapia psicológica, los mensajes ofrecen acompañamiento frente al desempleo, las adicciones o los abusos. La plataforma Mujeres Lab trabaja ya en ampliar estas herramientas, integrando experiencias en distintas comunidades de América Latina y España.

Desafíos y futuro interdisciplinar
El camino no está exento de retos: la brecha digital, las barreras lingüísticas y la falta de formación tecnológica aún limitan el alcance. Para superarlos, investigadores proponen un desarrollo conjunto entre profesionales sociales, sanitarios, ingenieros y psicólogos. La digitalización, además, deberá formar parte de la preparación ética y técnica de los futuros trabajadores sociales.
Hacia una atención más humana y frecuente
La experiencia demuestra que la combinación de atención presencial y digital reduce la vulnerabilidad social y mejora la inclusión. Al ofrecer acompañamiento diario, incluso en las zonas más aisladas, las TIC se consolidan como una herramienta innovadora contra la exclusión. No sustituyen el abrazo ni la escucha directa, pero multiplican las oportunidades de cuidado y apoyo.
Fuente: TheConversation.