China mantiene su título de fábrica del mundo. El secreto ya no es la mano de obra barata, son los robots

La transformación industrial de China es tan silenciosa como implacable. Mientras las fábricas locales ya no pueden apoyarse en salarios bajos para mantener precios competitivos, la apuesta por la automatización ha tomado el relevo. Robots fabricados en casa, programas estatales ambiciosos y un ejército de nuevas máquinas están reescribiendo la ecuación de la competitividad global.

El auge de la automatización en las fábricas chinas

China ya no fabrica barato por salarios bajos: ahora lo hace con un ejército de robots
© VCG.

Cada año, más de 280.000 robots industriales se instalan en plantas chinas, lo que equivale a casi la mitad de todas las nuevas unidades que se ponen en funcionamiento en el mundo. Este despliegue forma parte del plan Made in China 2025, con el que Xi Jinping busca cimentar la supremacía tecnológica del país. Aunque Corea del Sur y Singapur lideran en densidad de robots por trabajador, China ya ha asegurado el primer lugar en volumen absoluto.

La diferencia está en que, a diferencia de hace una década, muchas de estas máquinas son de fabricación nacional. Empresas como Chengdu CRP Robot Technology han conseguido lanzar robots un 60 % más baratos que sus rivales, facilitando que la automatización se expanda incluso en sectores de bajo coste como el textil o el juguetero.

Competir con salarios en alza

El salario medio de un trabajador en fábricas de regiones como Dongguan ronda los 625 euros mensuales, muy por encima de los 165 euros de India, uno de los nuevos polos de producción global. La introducción de robots permite compensar esta diferencia y mantener los precios competitivos.

El impacto ya se percibe en las exportaciones: los juguetes aumentaron su cuota en casi tres puntos en cuatro años, mientras que sectores como muebles, papelería y artículos de limpieza han reforzado su presencia en los mercados internacionales.

El costo social y la nueva clase “purple collar”

China ya no fabrica barato por salarios bajos: ahora lo hace con un ejército de robots
© MagicLab.

La contracara es evidente: entre 2011 y 2023, el empleo en doce industrias con gran dependencia de mano de obra cayó un 26,5 %. Aunque surgen nuevos trabajos asociados al mantenimiento de robots —los llamados “purple collar”—, la creación de empleo no alcanza a compensar las pérdidas.

China, que hasta 2009 competía con Estados Unidos en volumen de manufactura, hoy concentra el 27,7 % de toda la producción global. Sin embargo, su liderazgo enfrenta el reto de países del sudeste asiático como Vietnam, Bangladesh o India, que ofrecen mano de obra más barata y especialización en nichos clave como calzado, textil y smartphones.

La fábrica del mundo en transición

La apuesta por los robots no es un capricho futurista: es la única forma de sostener una maquinaria productiva que ya no puede depender de sueldos bajos. En la nueva carrera manufacturera, la fuerza bruta de la mano de obra deja paso a la precisión metálica de los autómatas, y China se asegura así que su título de fábrica del mundo siga vigente en la era de la inteligencia artificial.

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