Nazca siempre fue un enigma escrito sobre la arena. Líneas inmensas que sobreviven al tiempo, dibujos que solo cobran sentido desde el aire y un misterio que ha obsesionado a la arqueología durante más de un siglo. Hasta ahora, cada hallazgo exigía años de trabajo paciente, vuelos de reconocimiento y caminatas interminables bajo el sol. Sin embargo, lo que parecía eterno se resolvió en apenas seis meses gracias a un aliado inesperado: la inteligencia artificial.
Un rompecabezas que se aceleró

El Instituto de Nazca de la Universidad de Yamagata, en colaboración con IBM Research, lideró un proyecto que casi duplicó el registro conocido de geoglifos. El resultado fue tan sorprendente como contundente: 303 nuevas figuras emergieron del desierto, entre ellas escenas humanas, animales domésticos y símbolos geométricos con un claro trasfondo ritual.
La velocidad del hallazgo marca la diferencia. Lo que antes se lograba en décadas de exploración manual, ahora ocurrió en medio año. El desierto, aparentemente inmutable, se reveló como un archivo que la tecnología pudo leer a un ritmo inédito.
Cuando la IA ve lo que los ojos no pueden

El sistema de inteligencia artificial fue entrenado para detectar patrones invisibles en imágenes aéreas y satelitales. Miles de capturas fueron filtradas en cuestión de semanas, seleccionando solo aquellas con indicios de geoglifos. “La herramienta nos permitió ver lo que a simple vista se confundía con el paisaje”, explicó Masato Sakai, responsable del proyecto.
IBM aportó la potencia de cálculo necesaria para procesar enormes volúmenes de datos. Después, el equipo arqueológico confirmó en el terreno la autenticidad de las figuras, cerrando el círculo entre la predicción tecnológica y la validación científica.
Una arqueología que entra en otra era
Este hallazgo no solo amplía el catálogo de Nazca. Representa un cambio de paradigma: la arqueología ya no depende únicamente de décadas de observación humana, sino que puede apoyarse en algoritmos capaces de acelerar descubrimientos sin perder rigor.
El valor cultural es incalculable. Los nuevos geoglifos plantean preguntas renovadas sobre el sentido de estos trazos: ¿eran rutas ceremoniales?, ¿mensajes a los dioses?, ¿mapas simbólicos de la vida Nazca? El misterio no se resuelve del todo, pero ahora la investigación avanza a un ritmo que antes parecía inalcanzable.
Lo que queda claro es que la tecnología no sustituye a la arqueología, sino que la potencia. Y en Nazca, donde cada línea guarda siglos de historia, la inteligencia artificial ha demostrado que incluso los enigmas más antiguos pueden empezar a revelar sus secretos mucho antes de lo esperado.